El estrés es una respuesta fisiológica vital en el organismo, gatillada por situaciones psicológicas, ambientales, alimentarias, infecciones, privación de sueño, metales pesados, sobreentrenamiento, etc. Todo esto afecta tanto nuestro estado físico como emocional, dónde las glándulas suprarrenales responden liberando cortisol, llamada la hormona del estrés, y la DHEA, la hormona antiestrés. En términos generales, la respuesta al estrés es beneficiosa en el corto plazo, sin embargo, no es saludable permanecer en un estado de “supervivencia” constantes, es decir, en un estrés crónico, ya que contribuye a un acelerado proceso de inflamación, baja inmunidad, alteraciones hormonales y envejecimiento patológico, entre otras.
La vida contemporánea no ofrece suficiente tiempo para que la gente se recupere del estrés y este estrés crónico afecta la salud mental, cardiovascular, reproductiva, sexual, inmunológica y metabólica.